El Covid ha marcado negativamente al comercio marítimo en 2020 y la recuperación de la actividad arrastra alguno de estos efectos aún en 2021. Uno de ellos es la escasez de contenedores, un problema de desequilibrio del mercado que está poniendo en jaque los flujos de la logística internacional.
La situación es preocupante y las cifras así lo recogen. Las tasas del transporte marítimo entre China y la costa oeste de Estados Unidos se han incrementado hasta un 193% respecto al año anterior. En general, el coste de envío de contenedores prácticamente se ha triplicado desde el pasado octubre, pasando de estar entre 2.000-3.000 dólares por contenedor a superar los 7.000 dólares en enero de 2021.
El problema es que no hay suficientes contenedores para todo lo que hay para traer de China, generando un espectacular cuello de botella en la exportación hacia Occidente, con toneladas de productos esperando a ser cargados y enviados. Esto a su vez, incrementa los precios.
Además, esta alta demanda, al no poder ser absorbida por el sistema logístico, genera problemas de congestión portuaria, provocando retrasos en puertos grandes como Los Ángeles y Long Beach que impactan a toda la cadena logística.
La COVID-19 en el origen del problema
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Hay que decir que el escenario no es del todo nuevo, pues el comercio de Asia con Europa y Estados Unidos ya venía marcado por un desequilibrio. Es decir, el flujo procedente de China es mucho mayor al que la potencia asiática recibe. Una realidad que se ha visto acentuada por la crisis del COVID-19.
A principios de 2020, bloqueos y restricciones propiciaron una desaceleración del comercio mundial, quedando gran parte de los contenedores en Europa y especialmente en Estados Unidos, vacíos. El confinamiento trajo recortes en la cantidad de trabajadores portuarios, la reducción de las flotas e incluso el cierre de agencias logísticas. En esa situación, no era viable económicamente enviar los contenedores a China de vuelta.
Fueron pasando los meses y la economía se recuperó aumentando la demanda de contenedores de forma súbita gracias a que China volvió a fabricar, incluidos suministros médicos necesarios para combatir la COVID-19, como mascarillas. Esta recuperación de la demanda chocó con la reducción de la capacidad de transporte, elevando los precios de los fletes.
El impacto en Europa
Naturalmente esta situación, pese a tener su foco principal en el intercambio entre China y Estados Unidos, salpica al comercio internacional. Como ejemplo, el precio del envío de un contenedor estándar desde China con destino Europa es ya del doble que el año pasado.
Los puertos europeos, a través de ESPO, denuncian que el escenario actual está derivando en retrasos y anulación de reservas que generan desconfianza en los clientes. Pese al esfuerzo de los puertos por optimizar su planificación para minimizar el impacto, esta inestabilidad pone en peligro las cadenas de suministro.
Así las cosas, los importadores se ven obligados a esperar que se alivie el cuello de botella o aceptar los altos precios del mercado, lo que termina resultando obligatorio cuando se acaba el stock. El problema, claro, es cuánto de este sobrecoste está dispuesto a asumir el empresario y cuánto terminará repercutiendo en el consumidor.
Perspectivas y soluciones
Es fácil pensar que la escasez de contenedores podría superarse fabricando más unidades. Sin embargo, esta no es una salida a corto plazo ya que requieren mucho tiempo de fabricación y de hecho, China International Marine Containers no da abasto en su producción.
Parece que la solución real pasa por esperar, no solo a una evolución positiva de la pandemia sino también de la vacunación, especialmente del personal portuario. Según los analistas, el citado cuello de botella podría finalizar en la segunda mitad de 2021. El Año Nuevo Chino podría aliviar la presión, ya que con las festividades cae el ritmo de fabricación. Los transportistas podrían aprovechar este periodo para ponerse al día y llevarse todo lo pendiente.
Sin embargo, hay que recalcar que mientras la dinámica de desequilibrio entre China y Estados Unidos continúe, el comercio internacional se verá afectado en mayor o menor medida por la disponibilidad de contenedores.