Dentro de los retos del sector energético está reemplazar combustibles contaminantes, como el carbón, por otros renovables, como la biomasa. Este reto se traslada a las terminales de graneles sólidos, lugares en los que es fundamental entender bien la biomasa y sus necesidades específicas de tratamiento y almacenaje.
Cuando hablamos de biomasa nos referimos a la materia orgánica originada en un proceso biológico -espontáneo o provocado- que puede ser usada como fuente de energía. El hombre siempre ha utilizado biomasa natural -como la leña-, pero aquí vamos a hablar de la biomasa residual, en concreto, pellets.
El pellet, la biomasa en su tamaño ideal
Un pellet de madera es un tipo de combustible granulado a base de partículas de madera prensadas. Así se consigue una densidad mayor a la de la madera y un poder energético mayor, aunque variable según el tipo de madera de origen. Cabe decir que la biomasa puede estar hecha de residuos orgánicos de cualquier tipo, pero las características del pellet lo hacen la alternativa de biomasa a granel más viable.
Este tipo de productos sólidos a granel es principalmente movido en los puertos marítimos. Hablamos de toneladas de material cuyo transporte requiere de cuidados específicos. La gran diferencia entre el pellet y otras mercancías a granel, es que el pellet necesita de un exhaustivo control de la temperatura, situación que obliga a que se almacene bajo techo. Para evitar riesgo de incendio, la descarga tiene que hacerse antes de alcanzar los 50 ºC.
Instalaciones específicas para el pellet
Para atraer el tráfico de biomasa a un puerto, este necesita de instalaciones específicas, dirigidas a manipular mejor el pellet. Es el caso de aspiradores de polvo en la descarga desde el barco, cintas transportadoras basculantes que varían el ángulo de la altura desde la que cae el pellet, así como silos de almacenamiento con sistemas antiincendio y sensores de temperatura. El comercializador de biomasa también busca unas instalaciones que no contaminen su material, como suelos limpios sin piedras u otros agentes externos que puedan mezclarse con los pellets.
Las empresas logísticas demandan además un ágil tratamiento de la biomasa, sin grandes periodos de almacenamiento. Por ello es determinante el tonelaje de carga o descarga que asegura el agente o el estibador por día de trabajo. Los puertos que operan 24/7 tienen una gran ventaja en este sentido.
La carga de un barco con biomasa
En cuanto a las condiciones técnicas requeridas por el barco, ante todo es necesaria una una inspección “clean on board” para verificar que las bodegas están limpias y no contaminen la carga. Una compañía de control acreditada chequea el calado final de la embarcación para calcular el peso real de lo que en ella se transporta. Finalmente, mediante una pala cargadora adecuada, se distribuye la biomasa en la bodega del barco.
Es importante reducir en este proceso las mermas por finos, vientos o caídas. Para ello, la clave es elegir cucharas y elementos de carga adaptados, para evitar caídas del producto. No hay que olvidar que los costes logísticos de la biomasa pueden suponer hasta un 50% de su precio final, por lo que el control estricto de las operaciones de manipulación es fundamental.
Los biocombustibles son mercancía peligrosa de clase 4, al considerarse sólidos inflamables, de modo que los barcos que la transportan también necesitan estar en posesión de su respectiva clasificación IMO.
El sector de la biomasa en busca de la estabilidad
Hoy en día se mueven 25 millones de toneladas de pellets en el mundo. Si bien el comercio de biomasa va en aumento, desde el sector se piden medidas para la normalización del pellet como bien de consumo de calidad estándar, para que los usuarios conozcan mejor el producto y quieran comprarlo.
También se busca alcanzar un precio justo que dependa menos de subsidios, pues lo cierto es que el crecimiento de este mercado está aún muy ligado a las políticas energéticas de cada país. Europa sigue siendo el mayor consumidor, pero la demanda está creciendo en Corea y Japón, para abastecer sus plantas de co-combustión y de biomasa.